Ana Calzada en Calzados Lobo, su tienda ubicada en Valladolid
Adiós por jubilación a una zapatería con encanto de Valladolid: "Los pisamierdas nos llevaron al éxito"
Ana Calzada, a sus 65 años, intenta vender todo el producto que aún existe en la tienda antes de bajar la persiana definitivamente.
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Alpargatas Lobo es una empresa centenaria. Un comercio que fue fundado en el año 1897 por Timoteo Lobo en Madrid. Dedicado siempre al comercio del calzado y, en especial, al calzado de artesanía. Entre ellos alpargatas, botas de agua y productos vulcanizados y calzado original además de botas de campo y caza.
En 1975, ante el crecimiento de productos y referencias se adquirió un almacén próximo, ampliado en 1996 antes de que, en 2005, se creara la primera filial en Santa Cruz de Tenerife, y en 2009 se incorporaran otras dos, una en La Orotava (Tenerife) y la segunda en Valladolid con el nombre de Calzados Lobo.
Una tienda que se ubica en la calle Panaderos de la ciudad del Pisuerga. Cuando acudimos hasta allí para hablar con Ana Calzada, la propietaria del negocio, nos encontramos con un cartel que reina en el escaparate del comercio “Liquidación por jubilación”.
Sí, a sus 65 años y después de abrir las puertas del lugar allá por 2009, nuestra entrevistada se jubila y con ello lamentamos otro cierre de uno de los comercios de proximidad míticos de la ciudad.
Aunque todavía no hay una fecha definitiva, la última bajada de persiana está muy cerca.
Imagen del exterior de Calzados Lobo en Valladolid
Su vida y la apertura del negocio
“Soy una viejecita que se va a jubilar. Una persona activa y sociable que nace en Valladolid y que ha pasado toda su vida aquí, aunque también he vivido en San Sebastián”, asegura Ana Calzada, a sus 65 años y tras estar desde los 26 en el mundo de los negocios, casi 16 de ellos en Calzados Lobo.
Amante de los deportes, de leer y de los juegos de mesa, a nuestra protagonista, que recibe a EL ESPAÑOL de Castilla y León en su mítico negocio, apunta que le encanta “socializar” y que “tiene muchos amigos”. También le gusta viajar, pero todo en su justa medida.
“Mi infancia fue muy feliz. He vivido en Valladolid siempre pero mi familia materna es de Cigales. Recuerdo ir allí todos los veranos. Tengo grandes recuerdos de esos tiempos”, apunta nuestra protagonista.
Como hemos apuntado, Calzados Lobo abrió sus puertas allá por 1897 en Madrid y después de mucho tiempo, allá por 2009, los familiares consiguieron convencer a Ana para que “abriera un negocio en Valladolid”.
La apertura del negocio y los pisamierdas
“Era febrero del 2009 cuando abrimos después de que me dijeran que probara. Nunca había trabajado en el mundo del calzado y me pareció que podía hacerlo. Vi este local que me enamoró y me animó mucho”, explica.
Un local que estaba “abandonado” y “lleno de palomas” que había sido “una antigua droguería”. Un edificio del año 1900 que enamoró a Ana. Después pintó los muebles de rojo y conservó ese aire bohemio que, cuando entras, se respira por los cuatro costados.
Una tienda de unos 140 metros cuadrados de almacén. Ha habido momentos, incluso, que ha tenido que alquilar otro almacén debido al volumen de mercancía. Allí trabajan en la actualidad, ella y José, el otro trabajador que se va a jubilar en el mes de noviembre, como hizo el pasado año el marido de nuestra entrevistada.
Interior de Calzados Lobo en Valladolid
“Trabajamos pocos modelos. Muy tradicionales. Pero van desde los números más pequeños a los más grandes y, además, cada modelo tiene una gran variedad de colores, todos los que ofrece el fabricante”, explica Ana.
Allí venden, como nos cuenta, tanto alpargatas como las bailarinas de toda la vida o las flamencas, además, también trabajan el esparto y Ana destaca los “pisamierdas que nos han llevado al éxito”.
“Los pisamierdas, también llamados por el fabricante safaris, son unas botas que trabajamos en multitud de números y colores. Además, se varía la bota original con cordones y ahora viene con gomas, con o sin borreguillo o con piel”, afirma Ana, que añade que este tipo de calzado se “popularizó en el desierto a principios del siglo XX” porque “transpiraban muy bien, eran ligeros y aguantaban el desgaste”.
Nuestra protagonista apunta que, en Calzados Lobo, “vestimos de bebes a abuelitos que vienen arrastrando sus pies” al saber que en el lugar van a contar con el calzado que ellos quieren.
Cartel de Liquidación por Jubilación en Calzados Lobo
Cierre por jubilación
“Cerramos por jubilación, pero la pregunta del millón es cuándo. Hemos empezado liquidando todo lo de invierno. Ahora se está moviendo bastante el género. Cerrar antes de final de este 2025 es ser muy optimista”, señala.
La dueña del negocio apunta que “tiene ganas de jubilarse” y apunta que “podría seguir más” y que “está convencida de que lo echará de menos” porque “conoce a los clientes desde hace años”.
Una pena que no haya relevo generacional para este pequeño negocio con encanto. Sin embargo, Ana asegura que sus hijos “pueden hacer lo que quieran” y que ella y su marido “se han preocupado por conseguir que tuvieran una buena formación desde la infancia”.
“Cerramos porque nos jubilamos y no hay relevo generacional. Si, en unos meses, alguien levanta el dedo y quiere seguir, a lo mejor te toca hacerle otra entrevista a él”, añade Ana, entre risas.
Ana Calzada, la dueña de Calzados Lobo en Valladolid
El comercio de proximidad y su futuro
Sobre la situación del comercio de proximidad y los cierres de estos negocios que escriben la historia y la entidad de ciudades como puede ser Valladolid, Ana lo tiene claro afirmando que “los tiempos cambian” pero apuesta por ese trato “cercano” que ofrecen tiendas como Calzados Lobo, aunque cierre en breve.
“La compra por internet, que es por donde parece que van los tiros, al final no te produce la alegría que comprar en una tienda. Meterte en una habitación y darle con el ratón al clic y al carrito no produce esa misma alegría”, señala.
Ellos abrieron también una tienda por internet porque “hay gente que no tiene tiempo para la compra física del día a día”. El futuro del comercio “no está definido” para ella y “tendrá que dar una vuelta”, señala.
Ella verá la evolución de este comercio de proximidad desde la distancia. Se podría decir que verá los toros desde la barrera porque ahora su “objetivo es cerrar la tienda y tener salud para disfrutar de la jubilación”.
Sus hijos y nietos son, ahora, la prioridad para Ana Calzada que cerrará Calzados Lobo por jubilación en los próximos meses tras años de gran trabajo.